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domingo, 10 de diciembre de 2017

FERNANDO J. SANAHUJA FERRER | Ingeniero Técnico de Diseño Industrial

"Tenemos la suerte de estar en un país y en una Comunidad referente en la curación de la enfermedad"

Fernando Sanahuja durante un descanso en la playa de la Malvarrosa  (Valencia) / M.J.Delgado

Fernando José Sanahuja Ferrer (Valencia, 1975) no podía creer que la leucemia mieloblástica aguda lo hubiese elegido, pues no manifestaba síntomas, un control médico de su empresa delataría a la enfermedad. Este Ingeniero Técnico de Diseño Industrial, obstinado por naturaleza, decidió enfundarse el "mono de trabajo" en cuanto le comunicaron a lo que se iba a enfrentar. En diciembre de 2003, a los cuatro meses de su diagnóstico y después de tres ciclos de quimioterapia, Fernando recibió el trasplante de médula de su hermana. Durante todo el tratamiento, una neumonía lo visitó en dos ocasiones, y también la enfermedad del injerto contra huésped (EICH), ésta última para quedarse, por lo que, desde entonces, continúa tomando Sandimmun y corticoides, pues la EICH le afecta a los ojos, la piel y el hígado. Sanahuja, por superar la leucemia, ha recibido su  recompensa: crear una familia. En la actualidad, su vida gira en torno a sus hijos Fernando y Sofía,  a su esposa Esther y a la Asociación para la Lucha contra la Leucemia de la Comunidad Valenciana (ASLEUVAL), su segunda familia. Además de ser voluntario en ASLEUVAL, participa en la campaña de sensibilización "Sin miedo, retratos y testimonios", presente en los hospitales valencianos.

Sentirse bien físicamente y que, de repente, le comuniquen una noticia de esta magnitud, ¿cómo la afronta? 

La primera impresión fue de incredulidad, estaba trabajando cuando mi madre me llamó a la empresa. El motivo era que del consultorio de mi pueblo Loriguilla habían ido a buscarme. Tenía que ir al Hospital Arnau de Vilanova. Yo no tenía ningún síntoma evidente de la enfermedad, por eso lo de mi incredulidad. Tras la negación vino el temor a las pruebas que tendrían que hacerme, pero, al igual que la negación, duró poco. No había alternativa, como el que se tira a la piscina desde un trampolín o un tobogán, así que me dejé llevar. Confiando siempre en el equipo médico y poniendo todo de mi parte, empezaba una nueva vida para mí. Un nuevo reto a superar, igual que cuando empiezas un curso y te explican todo lo que vas a ser capaz de llegar a aprender o realizar, y lo ves imposible, pero cuando lo finalizas, compruebas que lo has conseguido y te dices "pues no era tan complicado". Resumiendo, incredulidad, por qué a mí, qué me va a pasar, y manos a la obra. Todo lleva su tiempo y creo que es necesario pasar por todas las etapas, pero, como en mi caso, cuanto más pronto te pongas el mono de trabajo, mejor.

Y, cuando estaba recibiendo el trasplante de médula, ¿cuáles eran sus pensamientos?

Yo tuve la suerte de tener el donante en casa y que mi hermana estaba dispuesta a darme la vida que a mí me hacía falta. Siempre le deberé la vida que disfruto ahora, ¡gracias Lola! Me acordaba de mi hermana Merche, pues le hubiese encantado estar en el lugar de nuestra hermana. También pensaba en mis padres, sobre todo en mi madre que no me dejó ningún momento; lo que hace una madre no lo hace nadie. El resto de mi familia y mis amigos, mis grandes amigos, siempre los tuve en mi mente. Dicen que los amigos son los que están en los malos momentos, pues no eché en falta a ninguno, todos estuvieron a mi lado; cuando venían, tenía que salirme de la habitación para no molestar al compañero y evitar la regañina de las enfermeras. Ese día estaba muy contento, incluso bailé y todo. A ese agradecimiento que siento hacia mi familia y mis amigos, se une mi gratitud al personal del Hospital La Fe, en especial a la 5ª3ª, y a ASLEUVAL. Mis pensamientos siempre fueron de agradecimiento.

¿Qué consejos le daría a las personas que están pasando en estos momentos por una enfermedad similar a la suya?

Que sean muy valientes, que nunca bajen los brazos, que gran parte de la curación está en su interior, que tenemos la suerte de estar en un país y en una comunidad referente en la curación de la enfermedad, y que no se comparen con otros enfermos ya que cada enfermedad es distinta y cada persona, un mundo diferente. Como he dicho antes, hay que ponerse el mono de trabajo y aplicarse para ganar a la enfermedad.

Cuando a una persona le toca vivir una experiencia de este calibre, su percepción de la vida cambia, ¿qué valoraba antes de pasar por la leucemia?

Siempre he valorado los buenos momentos con la familia y amigos, el trabajo también era muy importante para mí, de hecho, no quería ir al hospital a hacerme las pruebas hasta que saliera de trabajar. Incluso después del trasplante, cada vez que iba a la consulta, preguntaba cuándo podía incorporarme en mi empresa.

¿Y ahora? ¿Qué es lo más importante para usted?

Nada más salir del hospital, después del trasplante, recibir el viento en mi cara fue una sensación muy especial. Se aprende a valorar todo mucho más, cosas que antes tenías como normales, pasan a tener mucho valor. Acostumbro a hacer fotos mentales de los momentos que paso con mi familia y amigos, porque gran parte de la superación de la enfermedad radica en ellos, sin ellos no hubiera sido posible.

Entonces, en lo referente a sus miedos éstos también cambian después de la enfermedad...

Ahora tienes el temor a una recaída o a que la enfermedad del injerto contra huésped se haga más agresiva. Pero, no me quita tiempo, lo que sea, será. Recientemente he tenido varios ingresos por neumonías, aunque el más duro fue el último, pues tuve que separarme de mis hijos, aún bebés, Sofía no había cumplido los tres años y Fernando tenía siete meses. Lo importante es vivir y disfrutar el momento.

¿Se arriesgaría a decir que ha valido la pena pasar por esta experiencia?

Puede parecer una locura decir que sí ha valido la pena, pero tener esta experiencia me ha ayudado a valorar todo mucho más. Ya no vuelves a ser la persona que eras y tienes que aprender a vivir con las limitaciones que tienes y a asimilarlas. En mi caso, me ha compensado conocer la leucemia.



La imagen y testimonio de Fernando Sanahuja se encuentran expuestos en el pasillo de hematología del Hospital La Fe de Valencia.