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lunes, 18 de septiembre de 2017

ANDRÉS VIVANCOS SALCEDO | Jubilado

"El paso por la enfermedad y su superación me cambió radicalmente la vida"

Andrés Vivancos en el interior del edificio de administración del Hospital La Fe de Valencia /M. J. Delgado


La artrosis que padece no le impide participar en las actividades de ayuda a pacientes oncohematológicos. Su relación con la Asociación para la Lucha contra la Leucemia de la Comunidad Valenciana (ASLEUVAL) viene de lejos, desde agosto de 1993, fecha en que le diagnostican una leucemia mieloblástica aguda. Andrés Vivancos Salcedo  (Baeza, 1961) lleva veinticuatro años agradeciendo a ASLEUVAL la ayuda que él recibió durante su tratamiento. Actualmente, forma parte de la Junta Directiva de la asociación y, además de trabajar como voluntario, participa en la campaña de apoyo y sensibilización "Sin miedo, retratos y testimonios".

¿Qué supone para usted la Asociación para la Lucha contra la Leucemia de la Comunidad Valenciana?

Todo el tiempo que llevo trabajando con ASLEUVAL me ha supuesto una gran satisfacción personal, pues he podido conocer y estar al lado de muchas personas apoyándolas y animándolas. El paso por la enfermedad y su superación me cambió radicalmente la vida. Tras pasar un tiempo prudencial, después de salir del hospital me uní a la asociación, mi esposa ya formaba parte de ella y colaboraba. Comencé como voluntario, visitando a otros compañeros enfermos como yo, y después desde la Junta Directiva, donde llevo más de veinte años, doce de ellos como Presidente, hasta el año pasado en que pasé el testigo a Arturo, y ahora continúo en la Junta pero como vocal. 

¿Qué recuerdos le trae la fecha en que le dan la noticia?

Para mí, fueron los peores momentos. Primero, cuando me dijeron que tenía leucemia,  después, cuando nos dijeron que ninguno de mis cuatro hermanos era compatible, y  cuando recaí del primer trasplante y había que volver a empezar.

Una vez que le diagnostican la enfermedad, ¿cómo es su evolución?

En agosto de 1993 es cuando recibo la noticia, a continuación comienzo varios tratamientos de quimioterapia. En noviembre de ese mismo año me realizaron un autotrasplante de sangre periférica, y en octubre del año siguiente, me tuvieron que hacer otro autotrasplante de médula ósea. Durante el tratamiento padecí fiebre, mucositis, tiritonas, pérdida de apetito y del sabor, e incluso llevé alimentación parenteral y, en algunos momentos, bomba de morfina.

¿En qué medida cree que es necesaria la presencia de la familia?

La compañía es primordial. Yo siempre estaré agradecido con mi familia, mi madre y mi esposa Daniela, que no se apartó de mi lado ni un momento, y que abandonó su vida para apoyarme en la mía. En los peores momentos, me animaba mi esposa, y me daba fuerza pensar en mi niña Laura de solo tres años a la que no podía dejar sin padre. 

¿Y la actitud del personal sanitario?

Todos los médicos, enfermeras y enfermeros, auxiliares e incluso el personal de la limpieza, todos ellos me animaron y me dieron confianza en los momentos más difíciles.

El apoyo que recibe de su familia y del personal hospitalario es esencial para su curación, pero ¿cuáles son sus pensamientos en los largos períodos de aislamiento?

Yo me planteaba sólo el día a día. Cada mañana, cuando me despertaba, pensaba "he podido un día más con la enfermedad".

En esos momentos, ¿qué importancia se le da al tema de la sexualidad?

Había tiempo para pensar en todo, y la sexualidad no era algo que me preocupara, pero cuando ya comencé a encontrarme mejor sí que me preguntaba si podría tener más hijos, aunque me alegraba pensar que ya tenía a mi pequeña.

Usted trabaja como voluntario en las visitas hospitalarias, ¿qué suele decir a los pacientes?

Que aunque siempre nos preguntemos el porqué nos ha tocado, esto no tiene respuesta pero hay que ser positivos. Hay momentos muy duros, y cuando los estemos pasando tenemos que pensar que de esto se sale. Tenemos un buen sistema sanitario, hospitales, grandes profesionales médicos y sanitarios, los últimos avances científicos y tecnológicos, y el apoyo de las asociaciones de pacientes para ayudar a superar la enfermedad.

¿Considera que ésta ha sido una experiencia negativa?

En la actualidad me encuentro bien y soy feliz con mi esposa, mi hija y mi familia. No sé si ha sido una experiencia positiva o negativa, pero he aprendido mucho y me ha hecho ver que tengo que dar gracias a la vida por esta segunda oportunidad que me ha brindado para vivirla.


La imagen y testimonio de Andrés Vivancos se encuentran presentes en los pasillos de hematología del Hospital La Fe y del Hospital Arnau de Vilanova en Valencia, y en el pasillo de oncología del Hospital General de Alicante.


María José Delgado
Septiembre de 2017



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