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miércoles, 28 de marzo de 2018

MARÍA ARACELI LALINDE SAINZ | Auxiliar de Enfermería

"Tengo el recuerdo de una persona doblada vomitando sin parar"

Araceli Lalinde en un paseo vespertino por los campos de Alicante / M. J. Delgado

María Araceli Lalinde Sainz (Alicante, 1954) pasa desapercibida a los ojos de la clientela de un restaurante de Torrellano en donde habíamos quedado, pero, cuando me cruzo con su mirada, atisbo un enorme mundo escondido en su persona. Madre de una chica con síndrome de Down, la mayor, y de tres chicos, estrenó su maternidad siendo muy joven. La práctica de yoga le ha ayudado a afrontar con serenidad las dificultades que la vida le ha obsequiado a lo largo de toda su existencia. Esta Auxiliar de Enfermería, acostumbrada a la lucha constante, no le vino grande el diagnóstico de un cáncer de colon en junio de 2003, sino todo lo contrario, recibió a esta enfermedad como otro reto más al que enfrentarse.

¿Cómo comienza este nuevo desafío?
Quince días después del diagnóstico, me extirparon el tumor. Además de esa operación, recibí quimioterapia durante seis meses en sesiones de cuarenta y cinco minutos, una vez al mes y seis días seguidos en cada ocasión. No tuve complicaciones, sólo los efectos secundarios del tratamiento; tengo el recuerdo de una persona doblada vomitando sin parar.

Fue una etapa en la que pasó mucho tiempo en el hospital, ¿qué recuerda del personal que le atendió?
Todo el personal sanitario se implica en cualquier situación, pero en estos casos son personas con una gran experiencia y empatía. Nunca me faltó una palabra de ánimo o una sonrisa, hasta algún silencio cuando lo necesité. Mi más sincero agradecimiento hacia ellos.

Y con respecto a las personas que le rodean, ¿qué papel desempeñaron durante su tratamiento?
Me animaba viendo a mis hijos, a mi marido, a mi familia, amigos... Me decía que no podía defraudarles, que estaban conmigo y yo con ellos, siempre con pensamientos positivos. Hubo momentos muy duros, y me animaba dando paseos, sintiendo el sol, la playa, intentando tener sosiego.

Durante esos momentos tan duros, el tema de la sexualidad ¿qué lugar ocupa?
La sexualidad en esa etapa no la viví, no me acordé de ella, estaba aparcada en un segundo plano. No había lugar para ella, pero sí para el cariño, mucho cariño. Después, tu mente y tu cuerpo hacen que todo resurja y vuelva la normalidad. El tema de la sexualidad volvió muy bien, como siempre; si tu sexualidad ha sido bonita, complaciente, etc., pues todo reaparece de nuevo, quizá con más consciencia.

Usted participa en la campaña de apoyo "Sin miedo, retratos y testimonios" ¿cuál es el mensaje que envía a quienes se encuentran inmersos en la batalla contra un cáncer?
Que intenten no desanimarse, aunque hay momentos para todo en el día a día. Que vayan intentando darse ánimo paso a paso para que la alegría vuelva, que las metas se alcanzan, que el sueño de salir adelante se hace realidad y que somos muchos los que estamos aquí para seguir dando gracias a la vida.

Este reto lo ha conseguido, su historia contra el cáncer ya ha finalizado ¿qué epílogo escribiría?
Pues con el paso de los años me he dado cuenta de que ha sido una experiencia positiva, me ha enseñado a valorar las pequeñas cosas de la vida, a saber que tengo gente a mi alrededor que me quiere, y a disfrutar de cada momento del día a día, sea bueno o menos bueno, de todo se aprende.


La imagen y testimonio de Araceli Lalinde se encuentran en el pasillo de oncología del Hospital General de Alicante.


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